Si volvia a vivir a Lima, tenia que ser junto , frente o al menos cerca al mar. Siempre me ha parecido un desperdicio vivir en mi ciudad y olvidar que ahi, a nuestra espalda esta uno de los paisajes naturales mas relajantes: el oceano con el ruido de las olas, la niebla matinal, o esa brisa que te inunda los pulmones las manianas de verano. Regrese a Lima de Santiago de Chile en Diciembre de 2002, despues de 7 agnos viviendo "encerrado" entre montanias, con una contaminacion que me tenia constantemente sufriendo de alergia y que, despues de un tiempo, perdio ese encanto de ciudad "moderna" para dar paso a su verdadera cara: una ciudad aburrida, encerrada en si misma literal y figurativamente.
Nuestra busqueda (la de mi esposa y mia) de departamento estaba clarisima, queriamos algo por el Malecon de Miraflores. Visitamos varios, pero ninguno nos gustaba, los que no eran muy chicos eran muy caros para lo que tenian, los que estaban a un precio razonable no tenian la onda que queriamos... ya casi nos habiamos resignado a buscar algo mas adentro de Miraflores cuando aparecio el departamento barranquino....
Fue una casualidad - era el depa de la hermana de una amiga de la tia de mi mujer(no es broma)- y yo no estaba muy entusiasmado por visitarlo (la terquedad, una de mis caracteristicas principales, es cuasi legendaria), mi esposa me llevo casi a la fuerza.
Estaba una quintita casi casi frente al Malecon Paul Harris, en la esquina de la calle Centenario. El hecho de que fuera una quinta lo unico que hizo fue desanimarme mas y la verdad a mi esposa tambien. Entrando por el pasadizo principal de la quinta se subia directamente por una escalera, y en el segundo piso estaba la entrada, una puerta de fierro y vidrio acrilico. En este punto yo ya no queria ni subir, era obvio que no era lo que buscabamos....
Pero constantemente me equivoco. Subir las escaleras detras de esa puerta colorinche era como entrar a otra dimension, era un departamentito luminoso, con un techo de vigas de madera, paredes altas, una cocina enorme e iluminada y , lo mejor de todo, una vista preciosa del mar que abarcaba desde el Regatas hasta La Punta en dias claros. Ademas, mediante una escotilla se subia a la azotea que despues converimos en terraza y donde la vista y la brisa eran realmente espectaculares. Hay algo que me olvido, el precio. El precio del alquiler era realmente regalado, 250 dolares al mes, los gastos en servicios eran bajos y no habian gastos comunes que pagar. Habiamos encontrado nuestro departamento.
Puedo decir sin equivocarme, que el agno y medio que pasamos en Lima, en nuestra burbuja barranquina fue bastante feliz, nuestro depa se convirtio en el punto para reunirnos a cocinar, entonarnos para salir, ver peliculas, o para pasar las tardes conversando con viejos y nuevos amigos caminando por el Malecon...y Barranco se convertiria en el cuartel general perfecto para mis busquedas de cachivaches. Gracias a ese depa conoci a mucha gente , sitios y cosas a las que no podria haber tenido acceso de otra manera y a amigos que lo siguen siendo hasta hoy que escribo esto desde mi nueva casa en San Isidro, Buenos Aires (re-lindo todo, siiiii, claaaaro...pero sin mar de nuevo!!!!!).
Departamento Barranquino, desde aqui te saludo y espero que tus nuevos habitantes te aprovechen como nosotros y te quieran igual. Esperanos, que ya volveremos.
